Hakim y Malek nacieron en Salamanca, sus padres, al igual que ellos profesan el islam. Han estudiado y trabajan en Salamanca. Están asentados aquí, en sus calles gozaron y se rebelaron con sus primeras experiencias vitales, encontraron su pandilla de amigos. Como a todos los charros, disfrutan paseando por el Casco Histórico y presumiendo de su ciudad cuando vienen a visitarles parientes y amigos.
Al igual que al resto
de los salmantinos, no le es ajena al Semana Santa y han acudido a ver
procesiones –ahora lo tienen sencillo, porque los pasos salen a la calle en
Pascua y vuelven a la iglesia el Miércoles de Ceniza, hay comitivas
procesionarias cada semana–.
Es más, estudiaron en
un colegio religioso, por una recomendación que les hicieron a sus padres
cuando iban a comenzar la escuela. Por lo que no le son extraños ni crucifijos,
ni imágenes.
Salvando todas las
diferencias, Hakim y Malek son nuestros Lamine
Yamal y Ansu Fati, jugadores del Barcelona que decidieron jugar con «La Roja»,
en lugar de defender la equipación de Marruecos o Guinea-Bisáu, países de
procedencia de sus padres, respectivamente.
Al igual que Lamine
Yamal y Ansu Fati, Hakim y Malek han podido escuchar el himno nacional en
directo. Los dos, jugadores de fútbol, cuando visten la camiseta de la
Selección Española de Fútbol. Por su parte, Hakim y Malek, no en su honor, ni
porque participaran en una celebración o acto que englobara a todos los
españoles –por poner un ejemplo cercano en el tiempo, el desfile de las Fuerzas
Armadas el Día de la Hispanidad el pasado 12 de octubre–, no. Ellos lo han
escuchado en directo al salir un paso de una de las iglesias que lo custodiaba.
En una conversación
distendida entre Hakim y Malek comenzaron a darle vueltas a la idea de que en
algún momento de los tres días del denominado shawwal, dentro del Eid al-Fitr –fiesta de romper el ayuno en el Ramadán–
se podía tocar el himno nacional, como hacen algunas cofradías de Salamanca al
sacar en andas sus imágenes.
Recordaron, aunque los hermanos «tocaban de oído» algunas cofradías como
la del Jesús Nazareno, Hermandad Dominicana, Jesús Rescatado, Jesús Flagelado o
Jesús Despojado…, que incorporaban a su repertorio musical, en la procesión por
las calles salmantinas, la partitura de La Marcha Real recuperada como Himno Nacional
en 1936.
Hakim y Malek estaban seguros de que podía quedar
bien, ya que el Ramadán del 2024 concluye el 9 de abril y coincide
en el tiempo con la Semana Santa –en 2024, el Ramadán va desde el 10 de marzo
al 9 de abril– y durante los días de Pascua se escucha el himno en repetidas
ocasiones.
No obstante, los
interrogantes trajinaban en sus cabezas. ¿Cogerían una versión del himno de
Youtube o interpretarían la partitura los músicos que tiene la comunidad
islámica en Salamanca? ¿En qué momento debía comenzar a sonar? ¿Estaría bien
unir un himno que representa a los más de 47 millones de españoles, para una
celebración que como muchísimo la viven 2.349.288 de musulmanes? ¿Por qué no utilizar el himno para algo
nuestro, si nosotros también somos españoles? ¿Por qué nos estamos haciendo
todas estas preguntas? ¿Se las harán también los cofrades que utilizan el himno
nacional al sacar en andas la imagen que veneran?
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