martes, 27 de febrero de 2018

Fe y arte y muchas cosas más

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F. Javier Blázquez

Santísimo Cristo de la Humildad, obra de Fernando Mayoral para la Hermandad Franciscana | Foto: J. F. Santos Barrueco

26 de febrero de 2018

El arte es, entre otras cosas, una experiencia que si no se ejercita no puede comprenderse ni disfrutarse. La fe también, entre otras cosas, es una experiencia de vida que compromete y precisa de un cultivo que permita conservarla. La conjunción de ambos elementos, arte y fe, es uno de los aspectos más originales y hermosos de la tradición cristiana desde el tiempo de las catacumbas.

En este sentido, ayer fue un día importante para nuestra Semana Santa. La presentación en la parroquial de San Martín del documental sobre la trayectoria artística de Fernando Mayoral, concretada en el tema del crucificado y culminada con su última imagen, el Cristo de la Humildad, rebasó con creces los objetivos previstos por el grupo promotor. Arte y fe volvieron a hermanarse, a mostrar que la nuestra es una fe que requiere de las imágenes y los símbolos, que se sirve de la cultura para la transmisión del mensaje salvífico, que se hace cultura, porque sus imágenes y símbolos, religiosos en origen y como finalidad, van mucho más allá, interpelando a creyentes y a quienes no lo son, o dicen que lo son a medias. La fe genera arte y el arte lleva a la fe. Negar la validez de la imagen como apoyo para la fe, al modo de ciertos rigoristas, o preterir la dimensión trascendente de la imagen religiosa, acorde con el reduccionismo materialista, resulta, desde el rigor académico, tan injusto como absurdo.

El grupo diocesano Fe y Arte, dirigido por el recientemente designado director del servicio  diocesano para el patrimonio y otras muchas cosas, Tomás Gil Rodrigo (que ya iba siendo hora, vaya, porque… la diócesis lo requería), viene desarrollando con gran acierto, desde hace años, una serie de iniciativas en esta línea. Se trata de poner en valor el patrimonio artístico de la diócesis, que lo tiene, y mucho más de lo que creemos. Se pretende dar pleno sentido a ese patrimonio artístico y, partiendo de un análisis que pasa por la contextualización histórica y la descripción estilística, se culmina con la interpretación teológica, porque el templo, la imagen, la pintura, no se pueden entender en plenitud si no se aborda su finalidad primordial, la de mostrar simbólica e iconográficamente el misterio de la fe.

Ayer, con la última imagen procesional de nuestra Semana Santa, sucedió eso. Arte y Fe, por primera vez, entra de lleno en la Semana Santa. El artista, sus circunstancias, su obra, ayudan a contextualizar. El tema del crucificado, a través de Mayoral, es todo un compendio catequético si se sabe mirar adecuadamente, como quedó reflejado en el documental. El Cristo de la Humildad culmina el proceso creativo del actualmente más laureado escultor salmantino al considerar el tema de la crucifixión. Y esta imagen, poderosa y rotunda, interpela a quien la contempla, porque en el anonadamiento más absoluto, preludio del triunfo definitivo, que es lo que se representa, se expresa el mensaje más hermoso de esperanza para el hombre de ayer y hoy, para la humanidad de todos los tiempos, lugares y condiciones.


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