viernes, 23 de febrero de 2018

Tiempo de preparación

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Xuasús González

Procesión con el Cristo de la Buena Muerte el Miércoles de Ceniza en el Claustro de los Reyes | Foto: Alejandro López

23 de febrero de 2018

El Miércoles de Ceniza es uno de esos días que todos los cofrades tenemos marcado en morado en nuestro personal calendario semanasantero. Con él se inicia un tiempo de preparación para la Pascua, a nivel espiritual –oración, penitencia, limosna, ayuno…–, pero también en el ámbito más "mundano" en el que se ultiman ya los preparativos para la puesta en escena de una nueva Semana Santa que asoma ya a la vuelta de la esquina.

Cuando el cura dice, mientras impone las cenizas, "conviértete y cree en el Evangelio" –o, décadas atrás, aquello de "memento, homo, quia pulvis eris et in pulverem reverteris"–, es como si comenzaran a agudizarse los sentidos: el de la vista, tratando de buscar –aun a sabiendas de que es pronto–, algún paso por las calles; el del oído, con las bandas poniendo música a nuestro día a día; el del olfato, siguiendo el "rastro" del aroma a incienso; el del tacto, cuando todo lo que tocamos nos evoca a lo cofrade; o el del gusto, que la Semana Santa –pese al ayuno– tiene un "sabor" realmente delicioso.

La ceniza es símbolo de lo efímero de este mundo, sí; pero también es signo de que falta ya muy poco… y, aunque por un lado se nos haga "eterna" la espera y tratemos de arañarle días al calendario, por otra parte pasa el tiempo a toda velocidad, y poco menos que no nos da tiempo ni a ponernos la túnica.

Y es que, desde el pasado Miércoles de Ceniza, la actividad cofrade vuelve a salir de su letargo para hacerse protagonista durante todo el tiempo de Cuaresma, tanto más cuanto más cerca estemos del comienzo de la celebración pasional. Bien es cierto que hay un nutrido grupo de personas –y que va constantemente en aumento– que "vivimos" la Semana Santa durante todo el año con gran intensidad, pendientes de todo cuanto acontece en torno a la Semana Mayor; pero no es menos cierto que es mucho mayor el número de cofrades "estacionales" que comienzan a despertar de su "hibernación" a medida que se va acercando ese día en que, por fin, el primer paso sale de nuevo a la calle.

En todo caso, para unos y para otros es la Cuaresma una época de mucho trajín, de horas y horas dedicadas a lo cofrade, y casi hasta de "parar" toda actividad en nuestra vida que no sea semanasantera

Desde hace unos días, puertas, paredes y escaparates –y la habitación de más de uno– comienzan a cambiar su decoración llenándose con un montón de carteles cuyo diseño, a buen seguro, servirá también como tema de debate… sin que se alcance consenso alguno, claro.

Por estas fechas empieza también nuestra "peregrinación" de evento en evento, haciendo lo posible y casi lo imposible por llegar a casi todo, aunque los organizadores se "empeñen", digo yo que sin pretenderlo, en hacer coincidir los actos.

Las cofradías ultiman sus preparativos, las bandas apuran los días que les quedan, los pasos comienzan sus ensayos… En definitiva, entramos ya en esa recta final en la que todos, de alguna forma, empezamos a notar cómo el corazón nos late cada vez más y más deprisa...


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