Exposición Semana Santa de Castilla y León en Madrid | Foto: J.A.C. |
21 de febrero de 2020
Hace unos días observaba el cartel de nuestra Semana Santa con esa foto impresionante de Manuel López Martín, el cual es muy posible que, por su técnica depurada, siga uniendo su nombre en años venideros a ese pódium de los elegidos.
A lo que iba. Comparando ese cartel con el de Zamora, rápidamente caí en la cuenta de que entre ambos hay un matiz que marca cierto contraste. No se trata de si es mejor el de la ciudad del Duero o el que va a empapelar los escaparates de Salamanca. Lo que sobresale entre ambos es que mientras en el nuestro la marca de Interés Turístico Internacional sobresale en letra de gran tamaño, el de Zamora minimiza tal referencia, tratando seguramente de alejarse de un galardón devaluado, al asignarse a ciudades que no lo habrían conseguido nunca, si la susodicha designación se concediese de forma aséptica y rigurosa. Y es que tal asunto huele a casquería política de la de andar por casa.
Esta observación valdría para un debate serio si en el mismo fuésemos capaces de analizar la importancia que tiene ese calificativo, más allá del hecho religioso, y comprobar cómo tal denominación es un pasaporte ficticio para creer lo que a lo mejor no se tiene.
Pero metidos en fotografías, es bueno recordar que otra vez un cartelón, que anunciaba en la calle la muestra fotográfica de la Semana Santa de Castilla y León en Madrid, recogía en gran tamaño una instantánea de una cofradía salmantina. La Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz ha vuelto a dar la nota, no solo con ese cartel, sino con las magníficas fotos de Manuel López Martín, (mencionado al principio de estas letras) que se exponían en el interior de la muestra. Una de ellas por cierto premiada con todo merecimiento.
Escuché, varias veces, cómo gente de otras cofradías, en voz alta y sin ruborizarse, decían aquello de que la hermandad blanquecina del otro lado del Tormes tenía clarísimas prebendas con los jurados que eligen la foto del cartel de Salamanca. Estas cosas se suelen soltar sin tener en cuenta que la estética de esa hermandad atrae a los fotógrafos más reconocidos. Algunos de ellos han manifestado que encuentran en ese recorrido, único, una luz especial, que enfarolada condiciona el blanquecino andar de los cofrades arrabaleños.
El caso es que la citada hermandad, la vemos una y otra vez en esas selecciones de fotografías para carteles que llevan a cabo gente ajena a Salamanca, cuando eligen el cartel que ha de representar a toda Semana Santa de Castilla y León. La hermosura artística que brota de la procesión trastormesina condiciona una estética incomparable, que en algunos casos es más apreciada fuera de nuestras fronteras provinciales que en el propio terruño. Pero como decía Lucas Verdú, los salmantinos somos muy propios en eso de andar metidos en bandos y bandurrias…
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