Sevilla ya ha suspendido administrativamente la Feria de Abril y todo apunta a que será la segunda Semana Santa sin procesiones en la calle. ¿Las cofradías tienen suficiente músculo para aguantar dos años seguidos?
«Nos tendremos que mentalizar para un 2021 sin procesiones». Las palabras del presidente de la Junta de Semana Santa, Francisco Hernández, fueron sinceras. Lo agradezco. En un mundo muy llevado a las ensoñaciones y los castillos en el aire, poner los pies en la tierra es el primer paso para trabajar sobre seguro, en vez de elucubrar sobre el alambre de una vacuna que no es una certeza a día de hoy. Sin embargo, el 'runrun' en las redes sociales señalaba que era una declaración precipitada. No aprendemos.
Las cofradías y los hermanos tienen que asumir que vienen años duros. Ni siquiera la lotería está siendo sencilla de vender, una de las principales fuentes de financiación de muchas hermandades que se ha visto también afectada. En una época de restricciones sociales, cierre de bares y reducir al máximo el contacto con el otro los talonarios también se han visto afectados. El segundo problemón está siendo el pago de cuotas de este 2020 basadas en varias razones: aquellos que entienden la cofradía como sinónimo de procesión por lo que si no salgo, no pago; los que han entrado en una situación complicada que hace que la hermandad no sea la primera de las prioridades (las cuotas van desde los 15 a los 30 euros al año); a los que acumulan impagos de años anteriores y siguen en la lista, a pesar de que hace tiempo que se olvidaron de la hermandad de turno. Este problema último provoca que en muchas ocasiones las hermandades trabajen a la hora de la verdad con presupuestos ficticios.
Con estos mimbres, las hermandades salmantinas afrontan un 2021 oscuro con el reto de seguir vivas sin que su fin último de dar testimonio de fe en la calle se vaya a cumplir por lo menos a corto plazo. Está claro que será muy difícil captar nuevos hermanos que no vengan por tradición familiar y rescatar aquellos que se perdieron. Sobre todo en los más jóvenes el impacto visual es fundamental y se pierde. Por eso, veo importante que las cofradías tengan en mente la Cuaresma del próximo año como una maratón de fondo y no como el esprint habitual de la salida penitencial en la calle. Mostrar las imágenes en los templos, iniciativas solidarias. Es momento de ser original, aunque la volatilidad de la situación, que en Salamanca pasa de alivio a crisis máxima en cuestión de semanas, hace complicado trabajar con propuestas concretas. Eso sí, no es necesario actos multitudinarios para mostrar las imágenes y para estar presentes en la ayuda, otro de los fines fundacionales de la mayoría de cofradías salmantinas. Quizás haga falta hacer un llamamiento para recuperar al nazareno de a pie que solo participa en la procesión y se vuelve a casa. Durante años se ha dado muchísima importancia a los hermanos de carga y costaleros y quizás, de forma involuntaria, se ha relegado al cofrade que puntualmente pagaba la cuota y en su anonimato contribuía directamente al sostenimiento de la cofradía. Más allá de personalismos, sin fila de cirios no hay procesión. Es la base. Y en descubrir cómo mantenerla más allá de la procesión está la base del mantenimiento de las cofradías. ¿Qué podemos ofrecer a un nazareno que solo participa en la procesión y al desaparecer este fin se le exige una cuota? En la respuesta estará la solución para evitar ahogos durante los próximos años. ¿Tendrán oxígeno suficiente para respirar dos años sin procesiones?
0 comments: