viernes, 1 de julio de 2022

Sepulcro Vacío

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 Chuchi García

Sepulcro Vacío | Foto: Pablo de la Peña

01-07-2022


Llevaba diez años sin pasar la Semana Santa en Salamanca. Soy cofrade desde los siete, hermano de paso desde los dieciocho hasta que me fui al noviciado a los veinticuatro. Aunque he estado fuera, no me considero desligado de mi cofradía.

Este año tampoco tenía pensado ir a la ciudad, pero la vida está por encima de los planes y tuve este regalo. Bajé del autobús y llegué a la iglesia de la Vera Cruz justo a tiempo para ver salir a Jesús Resucitado.

Antes de eso, pude ver una sorpresa muy agradable: El Sepulcro Vacío llevado a hombros por personas de distintas cofradías. Un claro ejemplo de la unidad que se espera, de la ayuda necesaria en los momentos de dificultad.

Como soy incapaz de quedarme quieto en un sitio y, además, tenía la cámara de fotos, hice lo que solía hacer hasta hace diez años: ir a pillar las procesiones en los lugares más emblemáticos. Observé. Me paré en la Clerecía, me acerqué lo más que pude a Anaya, fui a la Plaza Mayor y después continué el recorrido hasta ver entrar los cuatro pasos de la procesión. Seguí observando, con la alegría de un seguidor de Jesús que celebra la vida del Resucitado. Bastantes niños, eso me alegró. Además, veía en muchos de ellos ese brillo en los ojos que yo tenía a su edad, cuando empezaba a salir en procesión y no me perdía ni una.

Muchos niños, pero muy pocos adultos. Y ahí me quedé pensando. Y recordé cómo eran mis procesiones antes de emigrar. De Domingo de Ramos a Sábado Santo eran un hervidero de cofrades, todos acompañando sus imágenes, con mayor o menor devoción. Muchas personas. Y el Domingo de Resurrección… muy pocas. Podríamos echar la culpa al enemigo común de estos últimos tres años, pero pienso que no se debe a eso.

Y me lanzo unas preguntas que te hago a ti también, que estás leyendo esto: ¿Le damos el sentido que habría que darle a la Semana Santa? ¿Nos quedamos en la cruz o vamos más allá de la muerte y celebramos la vida? ¿O simplemente es que no sabemos lo que estamos haciendo? ¿Por qué salimos en procesión?

Efectivamente, tampoco yo tengo la respuesta. Pero sé que por aquí no es. Si perdemos lo fundamental de nuestra fe, si nos dejamos robar lo esencial por lo accesorio, nos estamos equivocando de camino. Y sí, el sepulcro estará vacío, pero si la presencia del Resucitado no llena nuestros corazones, estamos haciendo teatro una vez al año.

Si ya tenía razón Jesús cuando decía eso de «si no sois como niños…».

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