05-06-2023
Como es maravilloso…. Así reza una canción del Camino
Neocatecumenal que habitualmente se entona en tiempos
de Pascua y también al comienzo de las reuniones de los grupos. Se basa, como
muchos cánticos religiosos, en las Sagradas Escrituras, en este caso, en el Salmo 133.
Sin entrar a
valorar dicha experiencia religiosa (en esto sí que, como en los toros, hay
división de opiniones), y partiendo de que yo no soy «Kiko», pero que tengo vínculos
parroquiales (y cofrades) con dicho movimiento, señalaré, como colofón a este
curso que estamos terminando, que sí, que todo es maravilloso.
Hemos hecho
un zurullo metálico que algunos tratan de ver como de corte (Oxicorte)
Unamuniano, pues adelante, será por binoculares. ¡Maravilloso!
Se aprueba
enfangar a una hermandad en un paso cuyo montante podría ser la ruina,
¡Maravilloso!
La Junta de
Cofradías, por boca de su presidente, está para promover el turismo en una
ciudad que languidece a pasos agigantados, pues ¡Maravilloso!
Se exalta a
un pregonero y su pregón por no ser un mitin político en clave preelectoral,
cuando lo electoral fue la propia elección del mismo… ¡Maravilloso!
El Obispado y
la Diócesis presentan una marcada bipolaridad entre las ansias económicas de un
Mystery Man hurtado a Miñarro, y la
Agenda 2030, ¡Maravilloso!
Cofradías
opuestas a las que se indica que procesionen
el mismo día con una cuasi coincidencia en recorridos, ¡Maravilloso!
Las
religiosas que sostenían el culto en la Vera Cruz fueron llevadas al matadero
como desecho de tienta, ¡Maravilloso!
Decimos «Caridad» y cada vez estrenamos más enseres, pasos, tronos,
candelerías, oropeles
y cargos… ¡Maravilloso!
Promulgamos decretos, decretos, más decretos, normas, guías, reglas,
cánones, orientaciones pastorales, nihil
obstats varios… para que los apliquemos, según fases lunares vengan, y no la primera luna llena
de primavera, ¡Maravilloso!
Cada vez hay
más altas en las cofradías y resulta que en los centros educativos las pasamos
canutas en Salamanca para atraer alumnado de Infantil porque, salvo que se
tricoten profilácticos, no hay natalidad alguna, ¡Maravilloso!
Vemos más canes que infantes en los parques,
pero tenemos asegurado
el futuro en las
cofradías y hermandades, ¡Maravilloso!
Que las
cofradías para subsistir tienen que peregrinar por más sedes que «Adares» y
Fermín inviernos sufrieron, ¡Maravilloso!
Que el
Viernes Santo es un carajal desde que
comienza en San Esteban hasta que termina en los estertores del Tormes,
¡Maravilloso!
Seguimos
creando hermandades y poniendo pasos a costal creyéndonos Triana, pero con
menos obra social, evangelización y práctica sacramental que los pitones de un
semental, ¡Maravilloso!
Hemos logrado
la paz de los cementerios sin pasar por la taquilla de San Carlos, ¡Maravilloso!
Nos hemos
cargado dos diócesis para engendrar una autovía pastoral… ¡Maravilloso!
Claro, que
tenemos ejemplos como las faenas de Tomás Rufo y, sobre todo, el rabo de
Morante, que requieren templanza, experiencia, maestría y riesgo.
Y eso, no se consigue de un día para otro. Las mismas
masas que llevaron a Morante al hotel, tras su impresionante faena a un bravo
morlaco en Sevilla, le hubieran tirado al Guadalquivir, si otrora hubiera sido
Curro Romero en una anodina tarde de Maestranza.
Y todavía, cuando escribo estas maravillosas líneas, no se ha dado Misa en el
Vaticano, pues no llegó San Isidro.
Supongo que
al igual que hay plazas de primera, segunda y tercera, los trofeos no tendrán
el mismo valor. Pues lo mismo ocurre en la Semana Santa. El oxicorte de oreja
en un pueblo de los Arribes, no supone lo mismo que el rabo de Morante, por
mucho que haya matadores, cuadrillas, castoreños, trajes de luces, trastos de
torear, plaza, público y presidencias. Ahora bien, sepan ustedes que Manolete
se coronó de gloria en Linares.
Puedes tener
todo y no ser nada. Y en esas está nuestra Semana Santa; maravilloso,
extraordinario, sublime, magnífico, excelente, idílico, magno, soberano,
majestuoso, ingente, espectacular, estratosférico, superlativo, impresionante,
óptimo, increíble, asombroso, bárbaro, glorioso, excelso, eminente, exultante, acojonante… todo ello en
un aserto
publicitario debidamente condensado: «De Interés Turístico Internacional» (nuestro auténtico INRI). Que la boina,
o en este caso, la
montera, se plante en Marte.
Seguiremos
poco a poco teniendo sillares vacíos de silentes tendidos y andanadas,
bordillos de aceras vacuos, banzos, varas y costales que irán pidiendo ruedas,
tafetanes roídos por la dejadez, velas consumidas por el hastío, baquetones
alisados por la ignorancia, bordados pelados por la altivez, pero el carcinoma
más acuciante es la autocomplacencia de observar los toros ya no en la barrera,
sino en el desolladero. Allí carecen de peligro, pero siguen teniendo pitones,
hasta que cuelguen de una pared encalada donde hagan contraste con la placidez
de la nada. Porque, el vacío, la nada, la autocomplacencia, las declaraciones
turísticas… son ¡Maravillosas!
La muerte,
también. Ya lo cantó san Francisco de Asís, el Poverello. Y Morante, cada tarde, con su puro, con su estoque, con
su rabo, lo expresa magistralmente. Incluso en aquellas en las que sale bufando
por dentro con aire de levante. Manolete
hizo del morir una sublime lección magistral de
metafísica humana y divina.
Solo los
dioses están destinados a pervivir en la gloria de la muerte. Los humanos
seguiremos muriendo en la maravillosa vida diaria.
¿Queremos Semana
Santa gloriosa de flagelos, clavos,
lanzada, corona de espinas y cruz
o Domingo de Resurrección donde aguardemos la faena abrileña que nunca llega o,
si llega, se hace presente cada diez lustros y
medio?
Y sí, aquí le daría la razón a la homónima
de apellido, ministra
del ramo. No es lo mismo
soberbia que soberbio. Soberbio estuvo Morante. Soberbia es lo que sobra entre
tanto gerifalte, tal como señaló acertadamente Julián Alcántara.
Hace más de
veinte siglos hubo un ser maravilloso en Palestina que iba diciendo que el
Reino de Dios estaba cerca. Y terminó en una cruz. Nosotros, lo crucificamos
cada primavera y lo exaltamos cada Pascua. La vida misma es así. ¡Maravillosa!
Las cofradías y los toros mueren para dar vida. Lo contrario es onanismo. Eso
sí, onanismo maravilloso.
Lo dicho, ¡Maravilloso!
0 comments: