Los que vivimos la década de los 80 del siglo pasado, quizá hayamos recordado o evocado con el título que encabeza este artículo aquel grupo post-punk de la movida madrileña, un tanto irreverente, que contaba entre sus éxitos más conocidos con la canción «Quiero ser Santa», de la que no reproduciré aquí la letra pero que invito a los curiosos a buscar en internet, como mero ejercicio de vuelta al pasado ‒no siempre mejor‒, o de descubrimiento de lo que ahora podríamos llamar lo políticamente incorrecto, que entonces se aplaudía como la más moderna de las vanguardias, o eso nos parecía a algunos. Quizá, incluso a estas alturas de la película, podríamos decir que nunca viene mal un poco de discrepancia, de escándalo, de opinión discordante, que se salga de lo establecido en el relato ‒palabro de moda‒, y que nos haga pensar un poco y remover algunas conciencias. Dicho queda.
Pero no venía el título a cuento por el
citado grupo, si no por la situación que se percibe, en mi opinión, en la vida
de nuestra diócesis y de nuestras cofradías en particular, con una inacción más
que preocupante.
Queda ya lejos aquel 2019 en que se aprobaron las normas diocesanas, con las palabras tantas veces repetidas por don Carlos y reproducidas por mí en este y otros medios, «hacer un traje a medida para nuestras cofradías».
De todo aquello queda la experiencia de un equipo redactor que trabajó y mucho, de un equipo pastoral diocesano de la Coordinadora que en estos momentos está bajo mínimos, ya que tras la renuncia de Tomás y la mía propia ‒con fecha de efecto el domingo de Pascua‒, nada más se supo. No sé si no se encuentran las personas adecuadas (propuestas ha habido) o no se quiere entrar en el meollo de la cuestión. Quizá no interesa, quizá no se quiere que el equipo funcione no siendo que vuelva a molestar, con un proyecto radicalmente distinto al de toda la vida, que parece que es cómodo a todos los niveles. La consecuencia más inmediata es la falta de planificación total del próximo curso pastoral, a todos los niveles. ¿Quién lo va a asumir? Tampoco sé si está operativa la Comisión Permanente propuesta en la asamblea, ni quién la integra.
Quizá, la interpretación del traje a medida, sea equívoca por mi parte. Quizá, lo adecuado es un traje a medida para cada uno, mejor aún, sin sastre, ahora que todo te lo puedes hacer tú mismo o encargarlo personalizado, hacerte tu propio traje a medida, sin contar con nada ni con nadie. Coja usted las normas, la parte que le interese (la otra no), aplíquela convenientemente personalizada, y pelillos a la mar.
Así, podemos ver trajes a medida de todo tipo y condición, desde aquellos que permiten convocar procesos electorales ad hoc, a aquellos otros que los dilatan de forma absolutamente indefendible con la excusa de aprobar unos estatutos nuevos, como si en los que están en vigor no se pudiera confiar para el resultado deseado. Hablando de estatutos, también se está dando mucho la adaptación de estatutos a las Normas Diocesanas que, en realidad, encubren auténticas reformas de los mismos, saltándose los propios estatutos y no adaptándolos a la norma de mayor rango. Y sin que nadie diga nada.
Otro ejemplo, para mí muy doloroso, por el agravio comparativo, es la todavía no ratificación en el cargo de Francisco Javier Blázquez, como hermano mayor de la Hermandad Franciscana. Tras cuatro meses de su elección por los hermanos, es una demora injustificable, que desgraciadamente muestra esta parálisis que estamos viviendo. ¿Ocurre algo que se nos escapa? En mi opinión, poco tiene que demostrar. ¿Alguien lo duda? Si es así, no le conoce. Y digo agravio comparativo, porque en la Hermandad del Viacrucis, ante una situación acaecida de forma extraordinaria, se ha producido un rápido relevo con una ratificación exprés en cuarenta y ocho horas, gracias a Dios.
Disfrutemos de este comienzo de curso con las próximas salidas procesionales, ordinarias y extraordinarias: Merced (primera salida), Flagelado (enhorabuena por esos 75 años), Santa Teresa (sorpresa) y Rosario.
Quizá es lo único que nos gusta, que
para esto no hay parálisis. Meternos en otros berenjenales, además de dolores
de cabeza, supone mucho trabajo y esfuerzo. La «Iglesia en salida» de
Francisco, no son solo procesiones.
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