13-11-2023
Siempre se ha dicho que el poder intenta eliminar la crítica, más cuando le hurgan en la herida con el dedo. No es del todo cierto, porque si el que manda es inteligente toma nota y aprende o intenta ganarse a quien le saca los colores. La primera opción, además de sabia, demuestra integridad. Los mediocres sí, se encierran en su caparazón, castigan si es que pueden al discordante y redundan en el desatino mientras escuchan solo las voces complacientes de los estómagos agradecidos y escaladores del medrar.
Por ello, porque intentar mejorar el mundo de las cercanías con la pluma o la palabra acaba suponiendo problemas e incomprensiones, lo fácil, muchas veces, es callar. No es necesario abrazar constantemente a la farola, basta con mirar para otro lado y disfrutar de lo bueno que depara la vida, que afortunadamente es mucho. Pero si todos guardamos silencio nunca se puede mejorar. Los cambios sociales o culturales llegan cuando se ha producido antes un debate serio y profundo, crítico y reformista. Al contrario, si se anula la crítica, la sociedad o el grupo se debilita y corrompe. En el ámbito político lo estamos viendo actualmente. No es Sánchez el responsable máximo, lo es ante todo la prensa. La prensa ha abandonado su prioridad, que es la información, crítica incluida, para convertirse en una empresa que antepone intereses y beneficios a todo lo demás.
Y viene esta reflexión al caso porque tras la presentación del cartel que promocionará la Semana Santa Salmantina de 2024 no percibo ningún debate al respecto. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, parecer bien o mal, pero creo que el temita da para unos buenos ratos de polémica. En la institución editora de este digital estamos bastante acostumbrados a una crítica que, si se sabe llevar, estimula y fortalece. Pero cuando las instituciones son otras parece que no se puede opinar. En ciudades con tradición semanasantera real no habría sido así y durante unos cuantos días los medios estarían con la comidilla, buscando pareceres de todo tipo. En cambio, aquí no. Salvo en mentideros informales y alguna cosilla en redes, parece que todo da lo mismo. Y no debiera ser así, porque un análisis sosegado y profundo lleva necesariamente a plantearse bastantes cosas.
Antes de ello, es de justicia, hay que dar las gracias al Ayuntamiento de Salamanca por implicarse tanto en la promoción de la Semana Santa. Que lo hace por interés, pues es cierto, pero lo hace y eso es lo que cuenta. Ahora bien, ya que ha decidido hacer suyo el cartel, debería cuidar algún detalle para que no le cuelen goles como el que le han metido limpiando las telarañas de la escuadra. Porque vamos, guasa tiene anunciar la Semana Santa de Salamanca de 2024 con un cofrade que viste el hábito de Jesús de la Promesa, una cofradía extinguida hace cincuenta años. Es como la aparición de un fantasma, uno más que se suma a los todavía encarnados que pululan por doquier. Esto, realmente, no es culpa del Ayuntamiento, porque él no selecciona fotos, sino que trabaja con las que le llevan. Pero tiene su aquel, no me digan que no.
Hay quien dice que se vulnera el reglamento porque el hábito es de una hermandad extinta, no integrada en la institución auxiliar para la organización del concurso. Con las bases en la mano, la decisión es completamente legal. Pues ese hábito salió en la procesión de una hermandad que sí lo está. Es lo mismo que si la foto elegida hubiera sido de los cofrades de la Hermandad Universitaria de Valladolid que acompañan con sus hábitos, el Martes Santo, a su homóloga de Salamanca. Tan legal como desatinado.
La calidad debe también mejorar. Los fotógrafos con los que he hablado, participantes o no en el concurso, coinciden en que ha sido muy floja. Tampoco hay que entender mucho para llegar a esa conclusión. Sobran dedos a las manos para contar las de calidad. Y eso no puede ser, más cuando el Ayuntamiento ha hecho una apuesta por el concurso y ha invertido mucho dinero en él. Cinco mil lereles largos que se ha llevado el impresor de los vinilos expuestos en la plaza del Liceo, más los premios y apertura del teatro. Total... Pues ya que se gasta el dinero, que es de todos, que luzca un poquito más. Hay fórmulas para conseguir que sumen más fotógrafos buenos. Y no solo pasan por aumentar la dotación del premio, que en la vida el dinero no lo es todo.
Habría más cosas que decir, alguna de enjundia, pero en una simple columna de opinión tampoco hay que cargar mucho más. El cartel del Ayuntamiento para anunciar la Semana Santa de Salamanca es algo que debemos mantener, porque el consistorio es quien tiene más medios para hacer las cosas bien. Si en el futuro conseguimos que mejore la calidad de lo expuesto y la fotografía que nos represente lo haga de verdad, pues infinitamente mejor.
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