lunes, 6 de noviembre de 2023

Desencanto

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Félix Torres

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 06-11-2023

Estoy seguro de que por mi experiencia en lo que respecta a la Semana Santa, al menos en la cofrade, y por no estar en el círculo de influencia de actividades diocesanas que podrían suponer subjetividad, puedo permitirme ver las cosas, al menos, de la forma en que las vería cualquier cofrade mínimamente comprometido.

Y, últimamente, estoy desencantado con lo que veo alrededor de esta parte tan importante de mi vida. Porque he vuelto a tener la sensación de que, como casi siempre, la Semana Santa de las hermandades y cofradías sigue siendo, como mucho, la hermana pobre de los intereses diocesanos. Que no digo yo que no haya cuestiones de mucha más enjundia en los despachos episcopales, lo sé, pero cada cual llora por lo que tiene más cerca, aunque no deje de ver todo lo demás.

Me decepciona ver cómo el interés y las ganas de trabajar de cofrades de los que no se debería poner en duda el que hayan completado su iniciación cristiana (tal como marca el artículo 52.1 de las «Normas de las Cofradías») no sea reconocido por el hecho de no tener realizado un «curso diocesano para dirigentes de cofradías», aun exigido por las propias «Normas». Porque son cofrades que dan un paso adelante, que se involucran en la dirección de sus asociaciones y que están dispuestos a ceder gran parte de su tiempo para ponerlo al servicio de sus cofradías y hermandades. Y eso debería valorarse más que positivamente. Son cofrades que, desde el principio y por principios, están dispuestos a cumplir no solo con uno, sino con todos los artículos que contemplan las «Normas», pues para eso fueron aprobadas y acatadas.

Por eso, me duele que esas ilusiones, aspiraciones, ganas de trabajar y de cumplir con las reglas, se vean cercenados por un asunto burocrático, cual es la realización del mencionado curso para dirigentes, cuya posible convocatoria es desconocida y de la que no hay visos de que se vaya a realizar, al menos de forma inminente. No se puede obligar a nadie a realizar lo que no existe porque provoca desamparo en aquellos que están a la espera de poder hacerlo para desempeñar plenamente los cargos para los que fueron elegidos.

Desconozco los motivos que paralizan la ausencia de ese curso para dirigentes, pues, hasta donde yo sé, nunca se han hecho públicos. Pero que un trámite a cuya certificación obligan las propias «Normas», no pueda cumplirse por causas completamente ajenas a los cofrades sin que haya alternativa posible, y eso lleve a paralizar la vida de hermandades y cofradías, no debería siquiera contemplarse. Que nadie, ni la Coordinadora Diocesana de Cofradías y Hermandades de Salamanca ni la propia diócesis, sean capaces de abrir la boca a esa pescadilla que se muerde la cola para que reine la normalidad es una cuestión que debería ser solucionada más pronto que tarde. Porque no se puede, no se debe, obligar a nadie a cumplir imposibles.

Con todo esto, quizá como punta de un iceberg que alberga mucho más hielo bajo las aguas, sigo pensando que la Semana Santa popular, la cofrade, no ha dejado de ser algo de escasa importancia para una diócesis en la que lo urgente hace que se olvide lo importante. Y los cofrades somos importantes aunque algunos estemos desencantados.

1 comments:

  1. Félix comparto tus palabras, aunque he de informarte que nuestro obispo José Luis, muy amablemente me hizo saber (contestando a un burofax mío) que en este mes de noviembre se harían los cursos.
    La Franciscana sigue funcionando con todas sus fuerzas y solo espero sentirme libre para escribir todo lo que ahora tengo que contenerme, que es mucho y de gran miga. ¿Amenazar? No, ser libre y consecuente con el espíritu cristiano que mira ya más al Evangelio que a esta más que decepcionante diócesis.
    j. m. ferreira cunquero

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