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| Foto: Diócesis de Salamanca |
15-11-2023
En mi parroquia, preside el frente de altar esta frase, que a muchos sonará y a otros no. Es el lema de la Semana de Pastoral que celebramos en septiembre. En ella, se marcaron las prioridades pastorales para este curso en nuestra diócesis. En su página web está toda la información. Referencias explícitas cofrades en las sesiones no hubo, pero es normal, en un ámbito tan genérico como ese, donde la religiosidad popular y la piedad popular queda diluida en el compromiso y responsabilidad de los laicos. Eso sí, lo que no había eran cofrades. Se ve que estas cosas diocesanas ni nos motivan ni nos importan (no va con nosotros).
¿Y qué es «ir a Galilea»? Pues nada más y nada menos que volver a los orígenes, a nuestro encuentro con Jesús, a nuestro propio bautismo; seguir dando pasos en la aplicación de la Asamblea Diocesana y, en último término, ser una Iglesia misionera, en salida.
Tras meses de «parón cofrade diocesano», parece que salimos del letargo y esta semana se ha anunciado el esperado «curso de formación». Sea por presiones o por necesidad o vergüenza torera, bienvenido sea. Además, se anuncia el retorno de los «Lunes cofrades», centrados este curso en el análisis de la Carta Pastoral de los obispos del Sur, que hemos citado ya en varias ocasiones en este medio. Pidamos que den fruto abundante.
Entiendo que todas estas «señales» nos indican que la diócesis apuesta por las cofradías y su pastoral, la aplicación de las Normas Diocesanas que están en vigor (¿o no lo están?), para todos y para todo, no solo para cursos formativos.
Espero que pronto se complete el equipo diocesano de pastoral de la Coordinadora, que debería haber organizado el curso cofrade, incluyendo el susodicho curso formativo, ya que, desgraciadamente, lo que queda de él, se ha enterado de estos asuntos como nosotros, por la nota informativa de la diócesis. Entonces, ¿quién ha organizado el curso? Si no participan, o no se quiere hacer partícipe al equipo, (por los motivos que sean) suprímase el equipo, suprímase la Coordinadora, déjense sin efecto las Normas Diocesanas con un decreto derogatorio, pero tengamos las cosas claras.
Seguimos esperando la constitución de aquella Comisión Permanente de la Coordinadora desde hace casi un año. Y en este que ya se acaba, se deberían haber convocado dos plenos de la Coordinadora, entre otras cosas para este menester. Queda un mes, tiempo hay, pero ya vamos un poco justos.
La pregunta clave nos la hacíamos en septiembre: ¿queremos volver a Galilea? Tenemos que tener clara la idea de nuestra pastoral cofrade, por dónde queremos tirar, volver a los orígenes, seguir dando pasos en la aplicación de la Asamblea y ser de verdad, como cofrades, parte de la iglesia diocesana en salida…o rompemos la baraja y empezamos de cero.
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