Ntra. Sra. de la Esperanza (Peñaranda de Bracamonte) / Foto
de José Ángel Nava
13-12-2023
En este tiempo de Adviento,
deslumbrados por las luces callejeras y posiblemente despistados por mil y un
motivos, no podemos perder de vista lo que celebramos, la preparación, la
espera. Y en esta espera tiene un papel fundamental María, protagonista del
Adviento, pues sin el sí de María, no hay cruz, y sin ella no hay redención.
Por eso, en este tiempo, celebramos la fiesta de la Esperanza, o de la «expectación» o de la «O», que también se llama y que tiene un
marcado carácter cofrade y origen puramente español.
¿Y qué es la Esperanza?
Pues no es nada más ni nada menos que la «espera activa» que nos lleva al encuentro con el Señor, aquello que nos
mueve en nuestra vida, y en el que tenemos como ejemplo a María y vamos de su
mano.
En una conocida canción
dedicada a ella, le decimos: «Santa María de la Esperanza, mantén
el ritmo de nuestra espera…». Confiemos en ella para este
menester y para ello, y poniendo los ojos en ella, en la Esperanza, en la que
cada uno tengamos en nuestro corazón, le pedimos que nos ayude en la espera,
transformando nuestra vida con la esperanza.
Ante la tentación, la ESPERANZA de
vencer mis propios deseos.
Ante la mentira, la ESPERANZA en que reine
la verdad.
Ante la infidelidad, la ESPERANZA en
el encuentro mutuo.
Ante la pereza, la ESPERANZA en el
trabajo que nos santifica.
Ante la tribulación, la ESPERANZA en la
oración.
Ante los personalismos, la ESPERANZA
en la comunidad.
Ante el caos, la ESPERANZA en el
orden natural.
Ante el pecado, la ESPERANZA en la
reconciliación.
Ante la violencia, la ESPERANZA en la
moderación y el respeto.
Ante la inacción, ESPERANZA en
ponernos en camino.
Ante la división, la ESPERANZA en la
unidad.
Ante la culpa, la ESPERANZA en el
arrepentimiento.
Ante el ruido, la ESPERANZA en el
silencio.
Ante las adicciones, la ESPERANZA en
la superación.
Ante la vanidad, la ESPERANZA en el
servicio.
Ante el dolor, la ESPERANZA en el
consuelo.
Ante la guerra, la ESPERANZA en la
paz.
Ante la necesidad, la ESPERANZA en la
caridad.
Ante la injusticia, la ESPERANZA en el
Reino.
Ante el desconocimiento, la ESPERANZA
en la fe.
Ante la enfermedad, la ESPERANZA en
la sanación y la confortación.
Ante la avaricia, la ESPERANZA en la
generosidad.
Ante la ira, la ESPERANZA del perdón.
Ante el orgullo, la ESPERANZA en la
humildad.
Ante el hambre, la ESPERANZA en el
pan nuestro de cada día.
Ante los marginados del mundo, la ESPERANZA
en la dignidad del hombre.
Ante la soledad, la ESPERANZA en el
acompañamiento.
Ante el dolor, la ESPERANZA
del abrazo amigo.
Ante las luces
deslumbrantes que todo lo oscurecen, la ESPERANZA en la luz verdadera que viene
y esperamos en nuestras vidas.
La Esperanza, SIEMPRE LA
ESPERANZA, para llegar al amor de Dios.
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