Una Navidad muy especial

 Tamara Velasco

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  27-12-2023

 

El ángel les dijo: «No tengáis miedo,

porque os traigo una buena noticia

que será motivo de gran alegría para todos:

Hoy os ha nacido en el pueblo de David

un salvador, que es el Mesías, el Señor.

Como señal, encontraréis al niño envuelto

 en pañales y acostado en un pesebre».

(Lc 2,10-12)

 

Nos hallamos en unas fechas en las que nos reencontramos con familiares que no solemos ver tan asiduamente como quisiéramos o debiésemos, propicias para celebrar con ellos la Navidad, pasar tiempo juntos y seguir creando momentos imborrables. Pero también estamos en una época en la que hemos de luchar contra recuerdos perfectos, de esos que, por mucho tiempo que pase, rememoras cada año como si hubiesen sido ayer. Esa batalla duele.

Este año la Navidad será muy especial en nuestra familia, una nueva vida ha llegado para inundar las nuestras de alegría. Cuando le miro, veo la luz que ilumina mi camino hacia la fe y también la enorme responsabilidad de enseñarle esto tan bonito que es creer en Dios. Esta Navidad, más que en ninguna otra, celebraremos juntos que el verdadero significado del nacimiento del niño Jesús es buscarle en lo pequeño y humilde; que ese recién nacido en un pobre pesebre es recibimiento de lo que llega, es curación para lo herido y ternura hacia lo vulnerable. Ahora la perspectiva de celebrar unas fiestas tan importantes como estas cambia todo su sentido y cobra todo su significado. Hay muchas maneras de celebrar la Navidad, pero la mía no la concibo si no es en familia.

Llevamos semanas preparándonos espiritualmente para esta celebración, y aunque hayamos sido hostigados con cientos de anuncios que invitan al consumismo (me declaro culpable de haber sido participe de esa vorágine, me encanta esta época y todo lo que la rodea) y a la superficialidad de la festividad, lo importante para nosotros es vivir este tiempo litúrgico con profundo sentido cristiano. Lo esencial está en lo más sencillo, en aquello que se vive de manera más sincera, desde el corazón.

Sigamos recordando a los nuestros, todos los días, pero especialmente en estos momentos, a veces desde la tristeza, otras desde la felicidad o la nostalgia, pero hagámoslo. Alegrémonos por todo lo vivido con ellos, pero, sobre todo, cuidemos a los que seguimos teniendo al lado, no nos arrepintamos después de lo que no hicimos.

Feliz Navidad, no felices fiestas, porque lo que estamos celebrando no es una conmemoración más, Navidad significa nacimiento. Que nuestra celebración no quede reducida a convites, música, iluminación, regalos… No paganicemos lo que es sagrado. En tiempo de tantas luces, busquemos la verdadera.