miércoles, 27 de marzo de 2024

Carga con la cruz y sígueme

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Charo Martín Fraile

Procesión de la Hermandad Universitaria | Fotografía: Pablo de la Peña

27-03-2024

Los mensajes en mi teléfono no dejan de sonar, es el grupo de WhatsApp «Martes Santo… a comer». Ese grupo de amigos que, ya hace algunos años, creamos para celebrar nuestro Martes Santo, como miembros de la Hermandad Universitaria del Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría, para planificar nuestro día importante, donde nos unimos en la fe y en la academia.

Es el día de nuestra hermandad universitaria y con esmero organizamos la comida de amistad y fraternidad que, de la mano de Beatriz, está siempre reservada y garantizada. Alrededor de mesa y mantel, se inicia nuestro día, comemos con la satisfacción de estar juntos un año más y con la ilusión de que dentro de unas horas cargaremos con nuestra cruz de basta madera y enfilaremos el camino de esa plazoleta cuadrangular donde se abren las fachadas de los edificios históricos de la Universidad, para unirnos, a través del silencio prometido, a esos muros centenarios.

Bajo mi capillo, percibo la solemnidad del momento y escucho con atención la oración que, desde esa fachada plateresca, nos hace llegar la luz y la sabiduría de la esencia universitaria haciéndose una para conmemorar la muerte de nuestro Cristo reflejada en los dolorosos ojos de su madre.

Ahora, las risas de la comida, se vuelven ecos que se alejan para dejarnos disfrutar de una serenidad cofrade que, arropada por los cantos del coro y las notas del Gaudeamus el himno universitario por excelencia, nos pondrá en el camino de nuestra marcha penitencial, en la que repararemos en la brevedad de la vida, cargada de pasado y de futuro sencillo, marcada por nuestro carácter de austeridad y penitencia. Una hermandad que mantiene por encima de todo y de todos, sus principios fundacionales, haciendo valer esa esencia universitaria que es seña inequívoca de la identidad de esta ciudad. Algo que en estos tiempos no se valora lo suficiente y se vulnera con demasiada frecuencia: el espíritu que los fundadores quisieron imprimir a estas asociaciones públicas de fieles cuando acordaron su constitución.

Cualquier imitación la damos por buena y perdemos en el camino las señas de identidad, esas que nos hacen ser únicos y que deberíamos conservar con orgullo.

En fin, son las nueve y cuarto, el templo del Espíritu Santo abre sus puertas, inicia su procesión penitencial mi Hermandad Universitaria. Formo parte de la misma. Me siento dichosa. Otro Martes Santo fraterno y sentido.

 

Post data (N. del E.): Esta columna fue escrita el Martes Santo por la mañana, antes de la suspensión del desfile por causa de la lluvia. 


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