martes, 26 de marzo de 2024

Martes de controversia

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 Roberto Haro

"El beso de Judas". obra de Damián Villar | Foto: RPH


 

26-03-2024

«En verdad, en verdad os digo:
uno de vosotros me va a entregar» (Jn 13,21).


A punto de finalizar ya casi la cuaresma nos encontramos en día del llamado «Martes de Controversia» que da título a este artículo. Un martes que se encuadra en el tercer día de la llamada Semana Santa y en el que el Evangelio del día nos cuenta cómo Jesús anuncia a sus discípulos la traición de Judas y a Pedro le anticipa las tres veces que le negará. Se presenta ante un conflicto moral entre sus intereses y la salvación del maestro, traicionándole por tener su propio ego.

El nombre de este Martes Santo también se le atribuye al enfrentamiento que tiene Cristo con las autoridades religiosas que cuestionan su labor de predicador o su poder para hacer milagros. Igualmente, los fariseos le preguntarán sobre el pago del tributo, a lo que él responde mostrando una moneda: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

La trayectoria de nuestras cofradías y congregaciones (las hermandades nacieron después al hospicio de las primeras) durante los siglos XVI al XVIII viene salpicada por innumerables conflictos o controversias que afloran tanto en situaciones de vitalidad como de postración. Los más frecuentes y extendidos en el ámbito territorial del obispado están provocados por aquellas medidas de los prelados que introducen normas o cambios relativos a las organizaciones y sus salidas procesionales en Semana Santa o a costumbres arraigadas. Y claro, normalmente estas decisiones causan una frontal oposición de los afectados al considerar que atentan a la tradición.

De la misma forma, las tensiones de las cofradías con las órdenes religiosas, en cuyos templos se hallaban erigidas las asociaciones, se producen con cierta asiduidad y en la mayoría de los casos giran en torno a disputas sobre los estipendios a las respectivas comunidades o la propiedad de las imágenes. También surgen diferencias con el clero secular por la percepción de los derechos parroquiales.

Por último, las enconadas pugnas de las hermandades entre sí obligan a una intervención directa de la autoridad eclesiástica. Casi siempre las interferencias en los horarios e itinerarios de las procesiones, cuestiones de precedencia o de orden constituyen la fuente de discordia, de ahí que el problema no solamente lo encontremos en la capital salmantina, sino que es algo generalizado allá donde coinciden dos o más cofradías en el espacio y el tiempo.

Estas rencillas o enfrentamientos no son ajenos hoy en día, con la salvedad de estar actualizadas en el contexto histórico en el que nos encontramos en pleno siglo XXI. Y el Martes Santo nos ayuda a recordar y profundizar en el polo del resentimiento entre miembros de las cofradías.

En este Martes Santo, el evangelio nos ayuda a profundizar en el polo del resentimiento representado por dos personajes conocidos: Judas y, en un grado diferente, Simón Pedro. Lo que más me impresiona del relato es comprobar que la traición se fragua en el círculo de los íntimos, de aquellos que han tenido acceso al corazón del Maestro: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar».

¿Quién no ha visto esta traición y resentimiento en el seno de alguna de nuestras cofradías en los últimos quince o veinte años? La palabra «traición» es muy dura. Apenas la usamos en nuestro vocabulario. Hemos buscado eufemismos como debilidad, error, distancia, etc. Pero ninguna de estas palabras tiene la fuerza del término original.

Es muy probable que algunos de los que nos asomamos de vez en cuando a esta sección de la revista nos consideremos seguidores de Jesús. Otros ni siquiera eso, porque ya sabemos que incluso eso de ir a misa los domingos no llama mucho la atención en Instagram, pero la foto de penitente o costalero en la procesión con posado incluido... ¡la de likes que te va dar! Alta dosis de postureo social, típico de un comportamiento ideológicamente transversal.

Lo traicionamos cuando abusamos de promesas, acciones y omisiones que no vienen refrendadas por nuestra propia vida. Dejemos que este Martes Santo su mirada nos ayude a descubrir nuestras sombras.

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