 |
| El padre Domingo interviniendo en la Navidad Franciscana, ante el Belén de las h. Franciscas,2023 |
11-03-2024
Otra vez estamos en Cuaresma y al olor de la Pasión, se espabilan los ánimos cofrades, muchos de ellos dormidos desde la última Pascua, y florecen por primavera actos piadosos, viacrucis populares, triduos, quinarios, cabildos, funciones principales, ensayos, conciertos y otro sinnúmero de actividades programadas por cofradías, hermandades y congregaciones como si no hubiese más días en el año en los que glorificar a Dios y darle culto usando nuestras imágenes como fervoroso camino para nuestra fe.
Cierto es, también, que en algunos casos contados, la actividad va más allá de este mes cofrade y las juntas de gobierno se afanan por programar actos, desde festividades para honrar a los devotos titulares de cada una de ellas hasta preparaciones para la corroboración del bautismo a través del sacramento de la confirmación, pasando por actos culturales o comidas de confraternidad. Todos ellos, dicho sea de paso, con una más que irregular respuesta de los hermanos y cofrades salvo lo mencionado en último lugar, que el estímulo es siempre mayor si además de alimentar el alma se nutre el cuerpo.
Lo cierto es que todo lo que se programa tiene una íntima relación con los días de recogimiento y penitencia, cosa lógica de todas todas. Sin embargo, siempre tiene que haber alguien que destaque por ir contracorriente o, al menos, llamar la atención por presentar una mirada diferente a lo que nos dicta la costumbre. Y ese es el caso de la Hermandad Franciscana que, sin ánimo de diferenciarse del resto sino más bien por ser fiel a ese espíritu de Francisco al que constitucionalmente se adhiere desde sus inicios, se desmarca y se pone a estudiar el Belén en plenos días de preparación de los misterios pascuales. Y para ello, mensualmente se reúne un nutrido grupo de hermanos –teniendo en cuenta el total de su nómina– y con el fraile capuchino Domingo Montero como instructor, se han embarcado en un Ciclo Formativo Franciscano que han nominado como «En el centro de la Navidad», para conocer la profundidad evangélica del nacimiento de Jesús a través de los diferentes protagonistas de este hecho cargado de una profundidad que va mucho más allá de figuritas, pesebres, mulas y bueyes.
La lectura y análisis sosegado de los textos bíblicos dedicados a estos acontecimientos permite a los participantes no solo descubrir la teología de los mismos, sino también comentar y, por qué no, discutir otras cuestiones que siempre se plantean tomando las lecturas y comentarios del Nacimiento como punto de partida, que no de llegada. De ahí a diferenciar adoración de devoción o veneración, cosa que muchos de nosotros malinterpretamos de partida. Pero eso, con toda su enjundia, creo que ya quedará para un futuro comentario en estas páginas, que merece protagonismo por sí solo.
Así que, a modo de conclusión, quizá tras estos párrafos que explican la razón y, sobre todo el sentido de este ciclo formativo, alargado mucho más allá de los días de Adviento, seguro que ya no parece tan extemporáneo y, casi sin querer, lo encontrará justificado en estos días cuaresmales que no tienen sentido sin conocer aquellos que celebramos en los últimos días de diciembre y, en cualquier caso, no deja de ser una actividad cofrade atractiva para cualquier momento del año que no interfiere en todas las que ahora se realizan con profusión y que no volveré a repetir.
0 comentarios: