31-05-2024
«Bendita tú eres entre todas las
mujeres, y bendito el fruto de tu seno»
Hoy, día 31 de mayo, se recuerda en el
calendario cristiano la visitación, momento clave en el que la Virgen María,
después de la encarnación del Verbo en su seno, visita a su prima Isabel, que
esperaba un niño, san Juan Bautista. Curiosamente, su nacimiento se encuentra
entre los tres únicos de los santos que celebra la Iglesia. En este pasaje,
cuando María llega junto a su prima, el niño que estaba todavía en el vientre
de Isabel, saltó de emoción y ella quedó entonces llena de Espíritu Santo,
exclamando: «¡Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu
seno!».
La visita de María a Isabel, que se
convirtió en visita de Dios a su pueblo, es uno de los misterios del Santo
Rosario, concretamente el segundo misterio gozoso. Además, a la Virgen María se
le dedican muchos adjetivos en las letanías lauretanas y en la colección de
virtudes que, junto a las teologales y cardinales, nos llevan a la santidad. Pero
entre todas ellas solo una va a primar sobre las demás, y tiene reflejo en casi
todas las ciudades. No nos podemos olvidar de las más comunes: Dolores,
Soledad, Esperanza, Amargura… Nombres que tampoco resultan extraños en nuestra
Semana Santa.
Tenemos que reconocer que la visita de
María tenía como finalidad asistir a su prima y, al mismo tiempo, recibir
consejo. La traducción del texto griego meta
spoudēs puede significar «con prisa», pero también «muy solícitamente» o «con
impaciencia». De esta forma se suele interpretar la actitud de María, como un
ejemplo de servicio y entrega a los demás.
Es un ejemplo que los dirigentes de
nuestras cofradías y hermandades tendrán oportunidad de demostrar en los
diferentes programas electorales (sic) de las diferentes agrupaciones que, en
estas fechas, aprovechan los días finales de la Pascua para lanzar sus procesos
de renovación de sus cargos. La resaca de la Semana Santa de este año es la de
elecciones en casi un cuarto de las cofradías de Salamanca.
Hubo un tiempo en el que todos los
hermanos dispuestos a colaborar en la gestión de una hermandad formaban una
única lista, de la que salía la junta de directiva entre los miembros más
votados, elevando una terna de candidatos de la que la Iglesia designaba al
Presidente o Hermano Mayor. En los años noventa llegó la democratización de los
procesos electorales, con las listas cerradas, los enfrentamientos entre
bloques y los apegos al cargo. Más tarde se incorporaron los programas
electorales, al más puro estilo de las convocatorias políticas, y llegaron las
páginas llenas de proyectos imposibles y aspiraciones inalcanzables y la
palabrería repetida una y otra vez sobre los fines de la hermandad y los ejes
de la candidatura. Llegó más tarde todo esto de internet, y luego las redes
sociales, y con ellos los perfiles de candidaturas, las fotos de cada miembro
integrantes, los currículums de los aspirantes; y los actos de presentación,
los anuncios casi publicitarios, los logotipos de las listas y un largo
etcétera. Finalmente llegaron los proyectos, bocetos e incluso talleres para
ejecutar inventos –a veces patrimonio de dudosa calidad‒ que marcan diferencias
en las convocatorias electorales si su candidatura es elegida, abriendo la
puerta a la presentación anticipada de acciones concretas que son ámbito de las
juntas de directivas o cabildos de hermanos, y no a las candidaturas.
Y eso, ¿cómo encaja en ese espíritu de
servir y entrega a los demás? ¿No será que otra vez estamos cayendo el mismo
error de presentar a candidatos como puentes de aquellos que no pueden
presentarse para seguir en el mando cual testaferro? ¿O es que realmente no hay
nadie capacitado para actuar con autonomía dentro de esa fraternidad que se
dice en las cofradías? Solo el tiempo lo dirá, cuando una vez finalizado el
proceso y confirmado el elegido en el cargo demuestre su movimiento andando.
En todo este movimiento electoral se
resumen muchas de las cosas que no terminan de comprenderse en este mundo de
las cofradías y la gran razón por la que las cofradías y Iglesia necesitan ir
de la mano conjuntamente, y no en constante agresión.
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