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| «Cristo con la cruz a cuestas», óleo de Carlo Maratta (Catedral Nueva de Salamanca) |
15-05-2024
Al fin. La Catedral de Salamanca lleva un tiempo dispuesta a airear pasillos y estancias y, aunque estos procesos siempre llevan su tiempo (y tienen su parte relevante de imagen que antecede la plasmación concreta), lo cierto es que ahora hay cierto afán de transparencia donde antes solo había opacidad y secretismo. Y hay que celebrar, con la recién salida de imprenta Memoria de actividades del templo en la mano, que no se repitan los errores cometidos en anteriores relaciones.
Ya comenté la desazón que me produjo ver cómo en la enumeración exhaustiva de la vida de la Diócesis se arrinconaba la vida cofrade. Afortunadamente, la recapitulación de lo que pasó en el conjunto catedralicio en 2023 otorga a la Semana Santa un rincón destacado.
«La religiosidad popular, que cobra forma y se expresa a través de sus cofradías, hermandades y congregaciones, tiene su espacio en las actividades y celebraciones de la Catedral, que sigue una pastoral de “puertas abiertas”», se destaca en la memoria y es, de momento, quizá más la enunciación de un deseo o perspectiva de futuro que una plasmación concreta.
En efecto, en la relación recién presentada se subraya que en todo el año se acogieron «más de cincuenta celebraciones y actividades cofrades» y se pone en negro sobre blanco algo que ya veníamos comprobando como marcada tendencia en los últimos años en nuestra Semana Santa: «se suceden en esos días la veneración pública de sus sagrados titulares y las salidas procesionales de las cofradías y hermandades con sede canónica en la seo, junto a las estaciones de penitencia para orar ante el Santísimo Sacramento en la Iglesia madre del resto de las cofradías y hermandades».
Hasta ahí todo bien. Sucede que luego hay que pasar de las musas al teatro y empiezan las dificultades. El Jueves Santo pasado ninguna de las tres procesiones pudo salir a la calle y en el caso de la Hermandad del Vía Crucis se optó por el rezo de las estaciones en el interior de la propia Catedral.
Se pueden debatir algunas cuestiones sobre esa decisión en concreto. Si fueron muchas vueltas o pocas, por ejemplo, pero no la emoción que tuvieron muchas de las paradas y homenajes que la hermandad llevó a cabo entre las inmensas bóvedas del templo. Desde la sencillez y el corazón, dando un valioso empujoncito a algunas personas de la familia semanasantera que están pasando por un mal momento.
Tampoco parece muy de recibo que la celebración fijada de los oficios en la Catedral obligara a los hermanos a acabar su acto precipitadamente y que incluso se les obligara a algunos ya a cambiarse fuera del recinto para no interferir con la ceremonia.
Todos sabemos que tener una cofradía dentro de casa es una garantía de ciertos dolores de cabeza, pero también que a veces un poco de tacto y sensibilidad hacia las hermandades con menos infraestructura tampoco estaría de más, sobre todo ahora que se insiste en que la Catedral es, y debe ser, la «iglesia madre» de toda la Semana Santa.
Las imágenes, se muestran en la propia memoria, de la catedral llena de cofrades en sus oraciones, llena de nazarenos, tienen siempre una especial potencia. Y ya que estamos hablando de esta polisémica palabra, en la seo salmantina hemos tenido la suerte de asistir recientemente al deslumbrante redescubrimiento de otro gran Nazareno. Un excepcional Jesús con la cruz a cuestas salido, ya nadie duda, del estudio de Carlo Maratta, magistral pintor italiano cuya obra abunda en los mejores templos de Roma, Turín o puede encontrarse en los catálogos del Museo del Prado.
Casi, casi la misma escena que aborda el Nazareno de San Julián, con menos personajes, y también con una mirada cargada de intensidad, aunque aquí no se dirige directamente al espectador. Un motivo más para que los cofrades no dejen de pasar por la catedral.
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