Comenzamos el curso con noticias a norte y sur.
En
Cáceres volvió la penitencia en pleno mes de octubre, capirotes incluidos. Lo
que debería haber sido una conmemoración del centenario de la coronación de la patrona
(nos sacan un siglo de ventaja), se convirtió, en mi opinión, en un verdadero
trampantojo. Ni procesión de Semana Santa ni magna mariana en homenaje a la
Virgen de la Montaña. Me sorprendió ver hábitos, mantillas, trajes regionales, un
«totum revolutum», aderezado por una celebración que no supe muy bien si era
una eucaristía abreviada, una celebración de la palabra o qué. Presidida por el
obispo, eso sí. Me consta que don Jesús es un hombre cabal, ¿sabría lo que allí
iba a ocurrir? Preguntaré.
Y
el culmen me llegó por redes sociales, cuando se difundió un vídeo de una de
las imágenes trasladada, trono incluido, en una grúa, a la vista de todo el
mundo. Es una imagen sagrada y como tal debe tratarse. Esta forma de traslado y
exposición es cuanto menos poco decorosa. Sí me consta que la patrona ha estado
en los barrios de la ciudad, incluidos los más desfavorecidos, en el centro
penitenciario, en residencias, hospitales, etc. Espero que todo esto dé fruto
abundante en mi querida tierra extremeña, porque la procesión, más allá de
satisfacer egos personales y saciar al turisteo cofrade, poco rédito creo yo
que va a dar.
En
Zamora está la cosa muy revuelta. Ya nos contarán en profundidad los zamoranos
que en este medio escriben, pero entre la Junta intervenida, nuevos estatutos,
parece que normas diocesanas en ciernes que organicen aquello de otra manera,
no tienen muy contenta a la parroquia cofrade a orillas del Duero.
¿Y
a orillas del Tormes?
Pues
también tenemos ya nuestra procesión extraordinaria para el Año Jubilar. Estoy
seguro de que Delfino se preocupará para que se parezca poco a la de Cáceres, y
no sea una más, sino que esté precedida de una serie de actos que le den sentido
y que posteriormente se mantenga el fruto de la misma.
Por
cierto, tenemos nuevo delegado de apostolado laical, que laicos somos las
cofradías. También tenemos nuevo equipo diocesano de la coordinadora de
cofradías, donde muchos hemos echado en falta la presencia del mundo rural, de
las cofradías de Gloria e incluso de los religiosos, tal y como venía recogido
en las conclusiones de la Asamblea Diocesana, de donde dimanan las Normas y por
tanto el equipo. Desconozco el motivo. Les deseo mucha suerte en sus
responsabilidades, cuentan con mi apoyo, como cofrade, y mi oración para que
sean iluminados por el Espíritu en la tarea que tienen encomendada por nuestro obispo
y que otros desempeñamos con anterioridad.
Me
permito la licencia de terminar este artículo de principio de curso (cofrade)
citando a nuestro hermano Daniel Cuesta SJ, que hacía una buena reflexión que
invito a leer en Pastoralsj Hay que, vamos a.
Es
perfectamente aplicable a muchos ámbitos de nuestras cofradías, desde
dirigentes a hermanos «rasos». A mí me hacía pensar la cantidad de veces que en
nuestras cofradías decimos «hay que hacer» pero luego «quién lo hace». Esa es
la clave del asunto. Si nadie lo hace, por muy bonita que sea la idea, de poco
vale.
Mejor
unos pocos que hagan, que no tantos que propongan, pero luego no muevan ni una
silla. Trabajo en las cofradías tenemos para todos, y en todos los aspectos.
Vamos
a ver si en este curso que empieza somos más los del «vamos a hacer» que los
del «hay que hacer».
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