martes, 15 de octubre de 2024

Inquietud y nerviosismo

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 P. P. Mateos

La Casa de Betania, de Víctor de los Ríos (1969) - Hermandad de Santa Marta y de la Sagrada Cena, de León

15-10-2024
 

Dice Jesús a Marta: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas, solo una es necesaria». Parece que Nuestro Señor reprochara el servicio que presta Marta y, sin embargo, solo corrige las actitudes de inquietud y nerviosismo.

Inquietud y nerviosismo revelan que algún interés tenemos en lo que hacemos y, por tanto, dejamos de hacerlo gratuitamente, es decir, al modo como Dios quiere que lo hagamos. Inquietud y nerviosismo son contrarias a quietud y tranquilidad, las que corresponden a quien sabe que está en las manos de Dios. San Pablo nos dice: «Todo lo puedo en aquel que me conforta». La razón de la acción no es la eficacia, aunque la hayamos de procurar, sino el amor al prójimo, que es en lo que consiste el Mandamiento Nuevo.

La satisfacción que sentimos después de obrar bien nos habla de nosotros mismos y no tanto de la tranquilidad que puede sentir quien ve solucionada una situación que le producía dolor o inquietud. Satisfacción nos habla de lo que hicimos y no tanto de lo que el otro creció y, cuando esto no importa tal vez estemos socorriendo, pero no ayudando. Es prácticamente imposible que logremos esto por nosotros mismos y eso es una posible interpretación para lo que dice el Señor de María, la hermana de Marta: «María ha elegido la mejor parte y no le será quitada».

La mejor parte de María y la única cosa necesaria de Marta son la misma: el Señor. Soy consciente de hacer esta reflexión en un mundo inquieto y nervioso que necesita distraerse cada vez más y que parece que también se siente cada vez más agobiado, según los comentarios que escucho en los ambientes donde me muevo. Necesidades segundas que la publicidad nos crea, para las cuales necesitamos cada vez más medios, y la soledad que genera el tiempo libre, acaban en una monotonía de la que no vemos salida como sociedad.

Digo esto también a los creyentes, pues en ese ambiente la mejor parte de la que hablamos o la única necesaria, como se quiera, no parece establecer un orden interior en el que podamos descansar.

Jesús, que es la mejor parte, elegía la soledad y el silencio de la noche para estar en compañía del Padre. No es fácil, pero con la fe puesta en el que inició y completa nuestra fe y paciencia, podremos alcanzar por la misericordia de Dios servir a este mundo sin inquietud ni nerviosismo, como san Pablo, confiando en el que nos conforta.

Dado que hoy es santa Teresa, termino recurriendo a ella para hablar de la paciencia:

Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,

Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,

quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.


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