viernes, 8 de noviembre de 2024

Cartel y procesión… extraordinarios

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Félix Torres

Cartel de la Semana Santa de Salamanca 2025

08-11-2024


Parto de la base de que no vi la exposición de fotografías concursantes para ser cartel de nuestra Semana Santa que estuvo a mi disposición en la plaza del Liceo hasta hace unas semanas.

Igualmente digo que espero que mi sesgo por la excelente calidad como fotógrafo de Manuel López Martín no sea impedimento para mis palabras.

También he de decir que, aunque sea cofrade de la cofradía que acompaña a la imagen protagonista del que será cartel anunciador de nuestra Semana Santa el próximo 2025, mis preferencias (al menos sentimentales) siempre fueron por otro lado más yacente, lo que creo que no sirva como acicate negativo para lo que quiero comentar.

En fin, que con tanta premisa no sé si seré capaz de resolver el silogismo, teniendo en cuenta que la lógica de mis matemáticas comunes quedó totalmente olvidada mucho antes de que la vida me llevase por vericuetos en los que la lógica es cuchara de palo en casa de herrero.

Y de eso, de lógica, entre otras cosas, quisiera escribir esta columna más dórica que corintia por aquello de la simplicidad de formas. Pero vamos al asunto, que parece que la entradilla es más dispersante que aglutinante.

Venía a decir, en primer lugar, que me gusta mucho este cartel en el que la foto de Manolo es protagonista. Lo veo, más allá de la gran calidad de la imagen en cuanto a técnica (enfoque, grano, encuadre, exposición…) y arte, impactante e informativo –cosas que se piden a un elemento de comunicación como este–, en el que la imagen acompaña a un escueto texto que dice todo cuanto hay que decir, que no viceversa. He aquí la lógica de lo que ha de ser un cartel. Pero quiero ser prudente y voy a dejar los análisis que se puedan derivar de todo esto a quienes tengan un criterio más lógico, adecuado y sólido que el mío, que no pasa del de simple aficionado; aunque con esto, quizá se podría volver a abrir el melón de si el cartel debe llevar tal o cual «elemento» (siempre relacionados con algún monumento o con la imagen de nuestra devoción en formato estampa), de si este cartel no muestra que sea Salamanca ni su Semana Santa la protagonista (insisto en lo del texto como elemento fundamental) o si –y aquí sí que me he mojado otras veces hasta arrugar toda mi epidermis cofrade– el concurso fotográfico como mecanismo para seleccionar el motivo del cartel ha quedado obsoleto o sigue siendo plenamente vigente y actual. Como siempre pensé que hay otras vías para confeccionar un cartel para nuestra Semana Santa (véase por ejemplo el método seguido por la asociación que ampara esta página), y aprovechando que para el curso que viene el nombre del concurso se amplía incluyendo el nombre de «Lorenzo Rodríguez» como recuerdo-homenaje a quien tantas veces captase con su cámara nuestras procesiones y cuanto las rodea, no estaría mal dejar el concurso en concurso y hacer del cartel cartel, explorando otras vías que enriqueciesen el proceso.

Por otro lado, una bendita casualidad nos lleva, además, a que la imagen del Cristo de la Agonía Redentora sea la protagonista de la fotografía ganadora. Magnífica la coincidencia con ese quinto centenario (más o menos aproximado) de la ejecución de esta excelente talla por Juan de Balmaseda o alguien cercano, de la que disfrutamos cada madrugada de Jueves Santo, que será el próximo 2025 y para el que la cofradía (bueno… su junta de gobierno, por ahora) ha diseñado toda una serie de actos y actividades que ocuparán gran parte del mismo. Charlas y encuentros, exposiciones, trabajos musicales, conciertos… y una procesión extraordinaria. Ahí lo dejo, que quienes me conocen ya saben de mi opinión acerca de este tipo de eventos y de su necesidad por estos pagos en los que ni rogativas hacíamos antes de la globalización del TikTok y de la invasión doméstica de esa enciclopedia visual llamada YouTube.

Claro que también es cierto que si tenemos unas Normas Diocesanas que regulan estos eventos extraordinariamente cofrades, y que si lo pretendido cumple con el articulado de las mismas (más allá de si se están cumpliendo con escrúpulo otros artículos cuya enjundia me parece bastante mayor –con diferencia– que la de esto que ahora nos atañe), pues quién soy yo para limitar, señalar o siquiera criticar estas «pasiones» fuera de calendario.

Todo sea por el valor añadido que supone este beneficio catequético para nuestras cofradías y cofrades, todos solícitos a colaborar en cuanta actividad misional se proponga para bien del pueblo, siempre y cuando sea fuera de los templos, que el interior huele demasiado a cerrado y no hay nada como «pasear la fe» entre esas monumentales piedras que todos echan de menos en las fotos de los carteles anunciadores de nuestra Semana Santa.



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