miércoles, 25 de diciembre de 2024

Los mundos de Yupi

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P. P. Mateos


 25-12-2024

En estos días del año, cuando el sol se esconde, se encienden las lucecitas de muchos colores y figuras que crean un mundo tan fantástico que no es, ni mucho menos, el que nos ha tocado vivir. Sin embargo, la sociedad permanece en él tan a gusto que en absoluto quiere que pasen estos días de «magia», dicen algunos, ilusión es para otros y otros desean que, en estos días, cambie la realidad sin que les cueste nada.

Ahora bien, ¿Cuánto tiempo resistiríamos este consumo tan desenfrenado, este vivir fuera de nosotros mismos? ¿Acaso no es más bien una histeria colectiva que un mundo mágico? Vivir fuera de la realidad, o en una realidad imaginaria que no existe, es vivir en los mundos de Yupi.

Esto es lo que me sugiere el ambiente navideño de nuestras ciudades. Como creyente, respeto que haya quien quiera vivir esto y lo viva así, pero como humano me llama la atención el exceso de unos y la mucha escasez de otros. No solo en el punto económico, sino también en cuestiones como la soledad, el saludo, la reconciliación…

Estamos pidiendo la paz, que se acaben las guerras, y lo pedimos porque es Navidad. ¡No! Es Navidad poque ha nacido el Salvador. Y será Navidad completa cuando hayamos acabado con las guerras. Como dice la canción: «Mientras no haya en el mundo justa paz no podremos amarnos como hermanos».

En los mundos de Yupi, que no hay nada de inocente, como mucho algo de ignorante, se usa una decoración que produzca la enajenación suficiente para vivir un tiempo de ilusión destinado al consumo y, en una semana, en el tiempo que transcurre del 25 de diciembre al 1 de enero; dos semanas si contamos hasta el día 6 de enero, morir de desengaño. Esto es lo que enseña el refranero: quien vive de ilusiones, muere de desengaños; aunque es verdad que también enseña que de ilusiones también se vive.

Estas no cosas de las que hemos hablado en otras ocasiones, estas virtualidades, nada tienen de real y vacían el bolsillo de la tranquilidad de los hogares para la cuesta de enero, febrero, marzo… Depende de la inflación.

Estas virtualidades nada tienen que ver con el acontecimiento que origina la celebración: el nacimiento del Salvador. Acontece en extrema pobreza y soledad, en medio de la noche. Es el Señor quien abandona un mundo perfecto: el cielo; un ser impecable: ser junto al Padre; una riqueza indescriptible… para venir a vivir nuestra indigencia y miseria. Un darse por entero y por completo que nos convoca a salir a su encuentro, aunque es de noche.

La noche son los mundos de Yupi, ya que oscurecen la luz de Belén. Esa luz que invirtió los valores: el débil es elegido antes que el poderoso, lo que no cuenta antes que lo que cuenta… Solo si tenemos sed de realidad, podremos darnos cuenta de que es el Señor, que ha nacido, el que nos hace caer en la cuenta de que la austeridad libera y el gasto esclaviza, que dice un amigo mío. Termino felicitando la Pascua de la Navidad con un pequeño fragmento de un poema de Luis Rosales:

De noche iremos, de noche,

sin luna iremos, sin luna,

que, para encontrar la fuente,

sólo la sed nos alumbra.

 

¡Feliz Pascua de Navidad!


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