Vega Villar Gutiérrez de Ceballos
La
axiología es la parte de filosofía que estudia la naturaleza de los valores.
Los valores humanos son innatos a todas las culturas, tienen un carácter
universal, son la base que hace que una sociedad sea justa y ética. Deben ser
una guía de comportamiento y los principios que orienten nuestras acciones.
Son
la norma que nos permite convivir de manera justa con quienes nos rodean, tratar
a las personas con dignidad, educación, consideración, tolerancia, honestidad o
empatía. Forman la base de una sociedad solidaria y recta, nos forman como
personas comprometidas, nos proporciona habilidades sociales, nos hacen
responsables, más conscientes con nuestras obligaciones y quienes nos preparan para
respetar los derechos humanos.
Los
valores deben fomentarse en los centros educativos y en las diversas
instituciones sociales pero, sin duda, la educación recibida en la familia debe
ser la base para garantizar una cultura basada en el respeto y convivencia
hacia los demás.
Deberíamos
pensar en nuestros jóvenes. ¿Qué herencia les estamos dejando? ¿Los estamos
preparando para ser una sociedad justa y respetuosa el día de mañana? No
deberíamos dejar que los valores sociales les lleguen solamente a través de las
nuevas tecnologías, el individualismo nos lleva hacia el egoísmo, a anteponer
nuestra conveniencia frente a la de los que tenemos a nuestro alrededor.
Los
valores humanos, cristianos, como no puede ser de otra forma, deben estar
presentes en las cofradías, hermandades y congregaciones, son necesarios para
una buena relación, practicar la ayuda mutua y la caridad entre los hermanos y
entre unas cofradías y otras, así como para el «respeto».
La
doctrina social de la Iglesia es perfecta para ser puesta en práctica en la
vida de las cofradías. No debemos olvidar que somos una asociación pública de
fieles, cristianos practicantes, y que por encima de todo debemos ser un
ejemplo para la sociedad y anteponer a nuestros intereses la doctrina de
Jesucristo y ser representantes de sus valores morales y éticos por encima del interés
personal.
No
olvidemos los valores cristianos frente a lo artístico y lo festivo, no
permitamos que lo religioso poco a poco se vaya perdiendo en aras del
espectáculo.
Me
pregunto si el fariseísmo va ganando terreno entre los cofrades, dejando de
lado los valores morales, «aparentar» rigor no significa ser justo y respetuoso
con el prójimo.
¿Juzgamos
a los demás pero no somos capaces de ser críticos con nosotros mismos?, en aras
de ser el más recto, el más purista o el mejor cristiano ¿Realmente somos éticos
o dejamos los valores a un lado?
La
ambición no siempre es buena compañía. Hace poco escuché decir a un grupo de estudiantes:
«No busquéis el éxito, buscad ser ricos en valores». Yo me quedo con las buenas
personas, con los que dialogan, con los que ayudan, con los que tienen empatía…
No seamos ejemplo de «Dime de qué presumes y te diré de qué careces».
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