lunes, 20 de enero de 2025

Blue Monday

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Jesús A. Alonso Cuesta

Cristo de los Doctrinos | Fotografía: Pablo de la Peña

20-01-2025


La casualidad ha querido que esta nueva colaboración en Pasíón en Salamanca coincida con el «Blue Monday», conocido como el día más triste del año. Este título, acuñado por el psicólogo de la Universidad de Cardiff Cliff Arnall, combina factores como el clima invernal, la cuesta de enero, los propósitos de año nuevo incumplidos y la falta de motivación general para proclamar al tercer lunes de enero como el día más desolador de los 365. Aunque su teoría carece de base científica y es más bien una estrategia de marketing, nos sirve como marco para abordar un paralelismo simbólico: ¿Es el Lunes Santo de Salamanca el «Blue Monday» de nuestra Semana Santa?

Si preguntáramos a los lectores de este medio, ¿Qué día de la Semana Santa es el más triste? Estoy prácticamente seguro que arrasaría la opción del Lunes Santo, sí, precisamente el «Blue Monday».

¿Y esto a qué se debe? Pues es complicado dar una respuesta sencilla, pero en vez de centrarnos en las posibles deficiencias, reflexionemos sobre cómo podría revitalizarse para dotarlo de una personalidad propia y consolidar su lugar en el corazón de los cofrades salmantinos.

Antes de entrar en propuestas, debemos reconocer las virtudes que la procesión del Cristo de los Doctrinos ya posee. Fue la primera cofradía que en este siglo XXI apostó por volver a entrar en la S.I.B. Catedral Nueva a hacer estación de penitencia. También es la única cofradía cuyo único acompañamiento musical es el silencio más absoluto, un rasgo que, aunque surgió con carácter accidental, refuerza su carácter sobrio y de recogimiento. Además es una cofradía con elementos procesionales, como la figura del muñidor o la propia réplica del Cristo de los Doctrinos y su cruz verde, que la hacen reconocible para el público general.

Y, por supuesto, está el protagonista absoluto, el Cristo de los Doctrinos, una de las imágenes de nuestra Pasión más admiradas, que invita a la oración y a la introspección. Su presencia es un recordatorio de lo que debería ser la esencia de cualquier procesión: una expresión de fe profunda.

Sin embargo, estas virtudes no han sido suficientes para evitar que el Lunes Santo quede relegado en la percepción colectiva. La juventud de la jornada, si exceptuamos las nuevas vísperas, puede tener que ver. El sobrio y silencioso carácter del desfile, que no es valorado por todos los públicos, es posible que también sea razón de peso. Pero veamos qué posibilidades tiene la Vera Cruz, ahora que está en las mejores manos posibles, de revitalizar y enraizar en la Salamanca cofrade, evitando así que semanasanteros salmantinos emigren el Lunes Santo al sur, pero sobre todo al norte (hecho que prácticamente solo ocurre en esta jornada).

En primer lugar, uno de los elementos de posible mejora son las túnicas, o como popularmente se llama en nuestra tierra, el hábito. El hábito actual, con capa y antifaz de raso, resulta visualmente «alegre» y poco adecuado para una procesión de este carácter. El establecimiento de una túnica y antifaz color azul oscuro (como el actual de la capa) con un sencillo cíngulo trenzado en azul y blanco, y botonadura en este último, dotaría de una estética propia al desfile, sin abandonar sus colores característicos.

En segundo lugar, otra de las posibles mejoras podría situarse en el recorrido. Si bien nos encontramos con uno de los recorridos mas depurados de nuestra Semana Santa, la introducción en el itinerario de calles como Rabanal y Carniceros a la vuelta, podrían ofrecer escenarios de gran intimidad y evocadores de tiempos pretéritos. Además una recogida por el paseo de las Úrsulas completamente a oscuras, con una pieza musical resonando en el silencio (¿un fragmento del Miserere de Doyagüe?) podría crear uno de esos momentos que la ciudad espera de año en año.

Por último, la imagen de la Virgen de la Amargura. Pese a los esfuerzos realizados en los últimos años por un grupo de hermanos de la cofradía, la Virgen de la Amargura carece de la expresividad y fuerza necesaria para coprotagonizar la noche del Lunes Santo. Las iniciativas realizadas hasta ahora, aunque bienintencionadas, han mostrado más sus limitaciones que sus virtudes.

Particularmente creo que la figura del Cristo de los Doctrinos lo llena todo, aunque he de reconocer que una dolorosa de alguno de los imagineros emergentes del momento como Juan Vega, Santiago Delgado o Alejandro López podría aportar un punto de calidad artística muy interesante.

Estas propuestas son solo un punto de partida. Estoy seguro que ustedes tienen muchas otras, igual o más validas que las propias. Muchas de estas ideas morirán en el cajón de lo imposible, pero no dejen de soñar con nuestras cofradías, porque una promesa de silencio en el Patio de Escuelas, una hermandad trastormesina o la salida de la Piedad de Salvador Carmona, no eran ni sueños de los cofrades de hace cien años.

Ayudemos, ideemos y propongamos a nuestras cofradías, para que el Lunes Santo sea cada vez mas azul y menos blue, para que nuestra Semana Santa sea más autentica, y menos «la mejor del mundo».


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