Si bien este es un tema que se habrá tratado en numerosas ocasiones,
desde diferentes perspectivas y con distintos planteamientos, no por conocido
deja de ser actual. Y es que los debates sobre la exposición de la Semana Santa
están presentes a día de hoy en numerosos puntos y de distinta manera. Así lo
corroboran ejemplos vecinos como son los museos de Semana Santa de León o de
Zamora. Y, aunque posiblemente estos sean dos de los ejemplos más llamativos
del país por sus características ‒y, desgraciadamente, sus polémicas‒, son
muchos los municipios del resto del territorio español que dedican un espacio
(salas, iglesias, incluso criptas) para fijar un punto de referencia de esta
celebración en su correspondiente ciudad.
Es cierto que cada lugar tiene su idiosincrasia y que exponer una
manifestación tan poliédrica como la Semana Santa al turista (y al cofrade de
algún punto lejano ‒y no tan lejano‒) que se acerque a conocerla fuera de las
fechas, no es cosa fácil. A pesar de las diferentes tecnologías y medios
digitales con los que hoy contamos, en la mayoría de ocasiones, la experiencia
de conocimiento del lugar comienza cuando las personas llegan físicamente allí
y termina cuando estas lo abandonan. Y aunque tal vez sea difícil escucharlo,
si un individuo que no esté un poco versado en el tema va a Salamanca, este se
verá con algunas dificultades para tener una primera aproximación clara acerca
de su Semana Santa.
Por ello, estos espacios físicos, estos puntos de referencia, continúan
siendo a día de hoy importantes. En numerosos casos su exposición no es la
mejor, mucho menos la más vanguardista, pues solo suelen estar dotados de los
enseres, algunos pasos y/o hábitos, y en los mejores casos de un video o
paneles que los complemente, con unos criterios un tanto anticuados. Pero, a
pesar de ello, cumplen una mínima función y, sorprendentemente, en muchos casos
esa materialidad genera un atractivo que fija unas ideas y permiten seguir
conociendo dicha fiesta en otras ocasiones o de otro modo.
Aunque a veces los términos «Semana Santa» y «musealización» no acaben
de funcionar e incluso puedan llegar generar pequeños conflictos, no tanto
relacionados con el mundo del discurso o la logística, más bien con aquello que
hay que seleccionar para mostrar (o más concretamente con lo que no se va a
seleccionar), es innegable que en la actualidad generan un gran impacto
cultural y educativo y una poderosa visibilidad y reconocimiento.
Pese a que la exhibición de los materiales no siempre sea amiga de la
buena conservación, que la conservación no siempre vaya de la mano con los
recursos óptimos, o que los recursos no se correspondan en algunos momentos con
el rendimiento esperado, siempre será más beneficioso y generará más
oportunidades la presencia de estos espacios. [Además, lógicamente, siempre se
irá buscando el equilibrio entre estas cuestiones].
En algunas ocasiones se habló del templo del Arrabal. Yo mismo me
imagino a veces un museo en la ideal ubicación del solar situado entre las
Úrsulas y Ramón y Cajal… Sin embargo, no hacen falta proyectos mastodónticos,
simplemente contar con un buen material (el cual Salamanca posee sobradamente)
y alojarlo con cierto criterio y gusto en algún espacio (el cual también estoy
convencido que la ciudad posee), para que aquel visitante despistado pueda
comenzar a conocer la preciosa historia de siglos de las cofradías salmantinas
y su rico patrimonio y cultura.
0 comments: