Venía en el coche escuchando a Ana Belén cantar España camisa blanca, de Blas de Otero, y se la voy a pedir prestada para escribir esta columna, porque me encanta esa última parte del poema que dice: España camisa blanca de mi esperanza, aquí me tienes nadie me manda, quererte tanto me cuesta nada.
Porque querámoslo o no, estos días España ha olido a incienso, a cal y caña, de la que habla Otero o la de la barra del bar.
Quería contar que siempre me desconcierta escuchar el himno nacional cuando un paso procesional atraviesa las puertas del templo y toma la calle. Quizá como escribió Charo Ruano en una columna para El Adelanto hace casi veinte años: «Por unos días aquí ni los de Izquierda Unida osan decir otra cosa que amén, al lío de cristos y vírgenes que nos inunda. Ni estado aconfesional, ni pretensiones de laicismo, ni alianza de civilizaciones y religiones varias, aquí todos de golpe: católicos, apostólicos, romanos, y desfilando».
Siguiendo el consejo de mi amiga Charo y de Otero, ambos poetas, dejaré que la paloma busque cielos más estrellados, donde entendernos sin destrozarnos, donde sentarnos y conversar.
Eso no quita que me llamara la atención ver el Domingo de Ramos en la Catedral, y saludando a todos los que se le acercaban, al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Toco de oídas al decir que la procesión de la Borriquilla se retrasó por los abrazos y apretones de manos.
Me encantaría poner el hombro y solo pongo palabras, que seguro acabaran en nada, porque curioso fue que el líder gallego viera la procesión de la Borriquilla desde el balcón de uno de los establecimientos más populares de la Plaza Mayor.
Me hubiera gustado que compartido en sus redes sociales la visita a Salamanca, su impresión de la procesión, sus parabienes con los cofrades y hermanos salmantinos. No hubo nada de eso. Solo quedó reflejada la visita de Feijóo a Salamanca en la prensa local, que llega hasta donde llega, y quizá en las cuentas de los que se fotografiaron con el político gallego en calles o plazas de la capital charra. Parafraseando al Hugonote Enrique de Borbón: Salamanca bien vale un post en X (antes Twitter).
Es una pena, porque Feijóo tiene casi 237.000 seguidores. ¡Qué publicidad se ha perdido!, porque ese Domingo de Ramos acudió a varias iglesias que estaban a punto de procesionar.
Vuelvo a tocar de oído, pero creo que no me equivocaré mucho, si digo que en el rato que estuvo con él, Julio López Revuelta, emocionado pregonero de la Semana Santa Salmantina, alabaría la idiosincrasia de la Pasión charra.
No pienso, ni por un momento, en aquel romance de Boda y acompañamiento del campo, que escribió Quevedo. Don Nabo, que, viento en popa, / navega con tal bonanza, / que viene a mandar el mundo / de gorrón de Salamanca.
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