miércoles, 21 de mayo de 2025

¡Dios te salve, María!

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Roberto Haro

Imagen de María Auxiliadora en procesión | Fotografía: RHP

21-05-2025


Durante el mes de mayo, el pueblo de Dios siente la necesidad de intensificar su propia devoción a María, cuya presencia maternal es apoyo para los cristianos y para todo el mundo. Dos fiestas destacan en este mes: el 13 de mayo, recordamos la aparición de la Virgen en Fátima y su llamamiento a la conversión, mientras que el 24 del mismo mes la Iglesia celebra a la Madre de Dios bajo la advocación de «Santa María, Auxilio de los cristianos».

Los dos títulos más frecuentes que podían leerse en las inscripciones de antiguas iglesias o monumentos de Oriente eran: «Madre de Dios» (Theotokos) y «Auxiliadora» (Boeteia).

San Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla y padre de la Iglesia de Oriente, definía así a la Virgen María en el siglo IV: «Auxilio potentísimo, fuerte y eficaz de los que siguen a Cristo». En el siglo XVI, el papa san Pío V, gran devoto de la Virgen, después de la victoria cristiana sobre los ejércitos musulmanes en la batalla de Lepanto, ordenó incluir en el corpus de las letanías marianas la invocación a “María, Auxilio de los cristianos”. Más de dos siglos después, en tiempos de Napoleón, el papa Pío VII fue apresado por órdenes del emperador francés. El pontífice pidió el auxilio de María para superar la terrible situación que se había suscitado al encontrarse con una Iglesia secuestrada por el poder imperial. Así, prometió que, una vez recuperada su libertad, decretaría una nueva fiesta mariana para la Iglesia Católica. Una vez producida la caída de Napoleón, el Santo Padre retorna triunfante a la sede pontificia el 24 de mayo de 1814 y decreta que, a partir de entonces, esa fecha sea destinada para celebrar la fiesta de María Auxiliadora.

Pero sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad: «No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado».

Desde entonces, y continuando con una hermosa y ya consolidada tradición, también este año en nuestra ciudad de Salamanca a través de la comunidad salesiana Don Bosco se nos propone, a toda la comunidad cristina, un itinerario de devoción mariana para compartir en grupo o individualmente con quienes deseen confiarse a la “Virgen de Don Bosco”. Una confianza que se vuelve elemento importante de nuestra fe cristiana, católica. Ella nos ofrece consuelo, apoyo y esperanza en el duro bregar de cada día.

Este año, la novena quiere conducir a los fieles a redescubrir qué es posible hacer para volver a María, redescubriendo la propia filiación bajo el lema: «Ser hijos». En la cruz, Jesús quiso ofrecer, de manera fácilmente accesible y entendible para todos, la espiritual maternidad de María entregándole al joven discípulo predilecto como hijo.

María habla a los pequeños porque confía a sus hijos desde el principio su mensaje de amor. Todos los jóvenes elegidos por María son «puros de corazón».

Desde entonces, generaciones y generaciones de creyentes, la invocamos y recurrimos a ella con amor y esperanza. Y la Virgen expresa su maternidad en «en su singular proximidad al hombre y a todas sus vicisitudes».

Como afirmaba contundentemente el fundador de los salesianos: «Confiad siempre en Jesús Sacramentado y María Auxiliadora y veréis lo que son milagros». El próximo 23 de mayo tendremos la oportunidad de acercarnos una vez más a agradecer esa maternidad espiritual.



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