Hace unas semanas que nuestra Semana Santa ya
pasó y una vez más me acerco a la familia de la Tertulia Cofrade Pasión para
reflexionar sobre ella.
Hoy quiero hablar sobre las medallas de nuestras
cofradías y esa absurda «obsesión» de querer sacarla a pasear cada vez que hay
una procesión.
He observado, ya durante bastantes años, que al
ir a ver una procesión muchos cofrades, la mayoría jóvenes, llevan la medalla
de su cofradía al cuello. No entiendo qué quieren hacer ver con ello. ¿Que son
de una cofradía? ¿Que no pudieron desfilar por la lluvia? ¿Que me gusta tanto
mi medalla que la luzco siempre que puedo?
Conozco otras Semanas Santas, como Valladolid y
en mayor medida Zamora. Allí es imposible ver medallas de la misma cofradía que
está en la calle o de cualquiera, en ese momento, colgadas al cuello de los
llamados «cofrades de acera». Somos muy raros los charros, también en este
aspecto.
Ahí somos nosotros, los propios hermanos, los que
tenemos que hacerle ver a ese hermano o hermana que no es propio que la medalla
de su cofradía se muestre como elemento decorativo de la chaqueta o del jersey.
También, y muy importantes, son las juntas de
gobierno de nuestras cofradías, hermandades y congregaciones. En los estatutos
o reglas de las mismas se puede leer que la medalla de la cofradía en cuestión
solo se debe de usar en actos propios de la cofradía o en representación de la
misma.
Las medallas no son pines que se puedan llevar en
un momento dado para ver una procesión, o incluso a otros actos, como he podido
ver este año al asistir al gran pregón de la pasión 2025, pronunciado por Julio
López Revuelta.
La «educación cofrade» sigue siendo muy
importante en estos tiempos que corren para nuestra Semana Santa. Los cursos
para cofrades, ya sean nuevos o para poder pertenecer a una junta de gobierno,
según las reglas diocesanas, deben de incidir en este y otros aspectos que
hacen que nuestra Pasión no adquiera el marchamo de «quality» (perdón por el
anglicismo).
La Semana Santa de Salamanca y su entorno cofrade
no pueden tener estas cosas raras si queremos tener una Pasión verdadera,
carente de elementos extraños y anacrónicos, no siendo que alguna vez, cuando
bajemos a la Aldehuela en Ferias, nos encontremos a más de uno subido a la
noria con la medalla en ristre. Así no.
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